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28/02/2011. VIZCAYA
Se generalizan en los municipios vizcaínos los agentes interinos, que salen a la calle sin formación.
Me dieron una charla de una mañana, me entregaron un arma y el uniforme y me mandaron a la calle. Formación, cero. He tenido que sacar la pistola dos veces en tres años, en una persecución y por un atraco. El primer caso de violencia de género me tocó con otros cuatro interinos y no sabíamos ni qué hacer. ¿Puede una persona ejercer de policía sin haber pasado un curso de formación?». Quien habla es un agente municipal interino que no revela la localidad vizcaína donde ejerce por miedo a perder su trabajo. «¿Es legal llevar un uniforme así?», se pregunta. La respuesta es sí. «La interinidad se consiente porque hay un vacío legal, la ley no dice nada al respecto», explica José Ángel Bogajo, coordinador de Policías Locales del sindicato Erne. Esta figura, la del ‘agente de la autoridad exprés’, se ha generalizado en las comisarías municipales vizcaínas, y pese a concebirse como una solución provisional, hay interinos que llevan años en la misma situación. Mientras, el Gobierno vasco está elaborando un anteproyecto para regular la figura del interino, que de aprobarse en el Parlamento, supondría la cuarta modificación de la Ley vasca de Policía de 1992 y permitiría ofrecer un mínimo adiestramiento en la Academia de Arkaute a los agentes locales contratados. Junto al País Vasco, otras tres comunidades autónomas permiten aún este supuesto: Cataluña, Islas Baleares y Valencia, aunque acotada a localidades turísticas y sólo en verano.
Todo empezó en 1996 en el pueblo castellanomanchego de Herencia. El Ayuntamiento decidió contratar a un policía temporal, pero la Junta recurrió las bases. El caso llegó al Tribunal Supremo, que dio la razón a Herencia argumentando que la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no regula el tipo de contratación de los policías. «Hay que remitirse a la de Función Pública, que establece que en casos de urgencia se puede recurrir a personal interino», aclara Bogajo.
Aquella sentencia abrió la espita para que los consistorios contratasen a policías interinos. El primer municipio vasco en hacerlo fue San Sebastián; hoy un tercio de su plantilla es temporal. En Vizcaya uno de los precursores fue Basauri, aunque desde hace años -y al igual que ocurre en Bilbao, ahora Barakaldo y alguna otra localidad- sólo cuenta con funcionarios de carrera entre sus policías. En Getxo, por ejemplo, de una plantilla de unos 100 agentes, 18 son interinos, y ha llegado a haber 35, la mitad recibieron formación y llevan arma y la otra mitad no. En Mungia, hay 20 agentes y seis son interinos.
La diferencia entre unos y otros radica en la formación. En la mayoría de los casos, los municipios crean sus propias bolsas de trabajo, es decir, los opositores que aprueban la OPE pero no consiguen plaza, pasan a formar parte de la plantilla como interinos. También se da cada vez con más frecuencia la cesión de unos ayuntamientos a otros. Aspirantes que han aprobado la oposición de Bilbao, por ejemplo, son llamados para trabajar en otro municipio. Más sangrante resulta la contratación de opositores pese a haber estos suspendido. Se les dota de uniforme y salen a la calle a poner multas y detener delincuentes
Compañero salvavidas
Mientras que los funcionarios de Policía local reciben una formación de cuatro meses y los ertzainas de nueve en Arkaute, los interinos más afortunados siguen un minicursillo de tiro en la Academia de la Policía Local de Bilbao -la única homologada- y pueden llevar arma. Charlas sobre legislación, callejero del municipio y nociones de tráfico completan en el mejor de los casos el raquítico aprendizaje. Lo demás lo aprenderán en la calle.
«Nuestra palabra tiene presunción de veracidad, por ejemplo, si denuncio a un conductor porque va hablando por el móvil», explica un afectado. Las consecuencias de una actuación errónea pueden ser graves. «Nuestro trabajo está muy fiscalizado, mirado con lupa. Tenemos en frente los derechos fundamentales de las personas», advierte Bogajo.
Entre los interinos hay mucha movilidad. Algunas policías están mejor pagadas que otras, aunque interinos y funcionarios de carrera cobran lo mismo. Para que aprendan, suelen ser asignados en el coche patrulla con un agente experimentado, pero algunos veteranos no ocultan sus recelos. «El compañero es tu salvavidas, son instantes en los que debes tener capacidad de reacción y las cosas claras», afirma un afectado. «Ocho horas en un vehículo de emergencia, con toda la responsabilidad y encima tener que cuidar del otro. Les consideramos compañeros desde el primer día, como uno más, lo que queremos es que se queden, pero fijos», señala el representante de Erne.
A juicio de Gontzal, del Sindicato Vasco de Policía y Emergencias (SVPE), la interinidad «dice poco del aprecio de los ayuntamientos por sus policías locales». «El día que haya una desgracia, alguien tendrá que responsabilizarse por permitirlo», advierte. La crisis económica impide a los consistorios sacar plazas a oposición, que en algunos casos no se convocan desde hace diez años. Para cubrir las vacantes por jubilaciones o bajas, y en otros casos para afrontar fiestas patronales o el aumento de la población en verano, acuden a contrataciones temporales, la forma más rápida de solucionar el problema.
El presidente de la Asociación de jefes de Policías Locales de Euskadi, César Pérez, que además ejerce como jefe de la Policía Municipal de Basauri, no es «partidario» de estos contratos, aunque reconoce que a veces los ayuntamientos están tan «necesitados» de agentes que recurren incluso a opositores suspendidos, algo, a su juicio, reprochable. Pérez cita como ejemplo de buen hacer al Ayuntamiento de Gorliz, que completa su propia bolsa de trabajo.
Se dan casos dramáticos de nueve años y hasta de 24 de interinidad o contratos de policía por cuatro horas para cubrir un evento. Hay trabajadores que cuando sale la OPE ya no cumplen los requisitos de edad, o que pese a la veteranía, suspenden algún examen y se quedan en la calle.