Reflexionaba en estos días sobre el choque entre dos máximas o mantras que todos hemos leído u oído en algún momento.
Una proviene del mundo del management y ha sido utilizada (yo también, lo reconozco) en miles de cursos y charlas en organizaciones para poner el foco en los objetivos, la visión y fijar los destinos. Es la conversación de Alicia (en el País de las Maravillas) con el gato, cuando se encontraba perdida:
“[…]¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?
—Depende mucho del punto adonde quieras ir -contestó el Gato.
—Me da casi igual adónde – dijo Alicia.
—Entonces no importa qué camino sigas – dijo el Gato.
La otra máxima está más en la línea de libros o citas de autoayuda:
Happiness is not a destination. It is a way of live.
Nos aconseja ésta que no veamos la felicidad como un objetivo, como un destino, como una obsesión; que la cosa de estar bien y disfrutar va más de cómo afrontamos la forma de vivir. Del día a día, vamos.
Ya tenemos el lío planteado, pues.
Si hago una mirada atrás de este año que termina, podría decir que han sido un año de decisiones, de decisiones importantes, en mi vida personal y laboral. Y no han sido ajenas a esas dos pulsiones o tendencias. De hecho han resuelto unas luchas internas entre los posicionamientos más racionales o lógicos y los más intuitivos, divergentes o poco convencionales. Por cierto (y no sé si viene muy a cuenta), bastantes de los que leéis esto, habéis estado cerca en esos momentos y lo he sentido. Y eso se agradece y valora. Trataré de corresponder en el futuro.
Pero ahora son tiempos nuevos, entra el 2020 (bonito número!)
Y quizás no sean tan contradictorias u opuestas estas reflexiones comentadas. De hecho, Lewis Carroll hace que la conversación de Alicia y el gato continúe y termina así.
“[…]¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?
—Depende mucho del punto adonde quieras ir —contestó el Gato.
—Me da casi igual adónde —dijo Alicia.
—Entonces no importa qué camino sigas —dijo el Gato.
—…siempre que llegue a alguna parte —añadió Alicia, a modo de explicación.
—¡Ah!, seguro que lo consigues —dijo el Gato—, si andas lo suficiente.”
Con esta aportación parece que ya no hay tantas diferencias. Concluimos pues que la receta puede ser andar, andar lo suficiente para encontrar la felicidad o lo que queramos descubrir. Así que te deseo lo mejor para este 2020: camina, corre de vez en cuando, descansa lo necesario. Pero no te pares mucho. Saborea y regodéate en lo que te encuentres que te guste, aunque sea pequeño o un detalle. No te obsesiones con las piedras que encontrarás o con la meta o el objetivo final. Si es necesario reelabóralo. Estamos en tiempos líquidos y de cambio!. Eso ya no es un problema 😉
Y por cierto, igual nos encontramos por ahí, en algún camino perdido, y podemos disfrutar juntos de un atardecer sereno, de una cerveza fría en una terraza junto al mar, de un café bien caliente un día frío de invierno o de una conversación relajada y sincera. Sin importarnos mucho más allá. Nos vemos.
Felicitaciones de otros años:
Año 2018: Disfruta de un 2019 con conversaciones serenas y + sonrisas
Año 2017: Disfruta del camino, en el 2018
Año 2016: Mis mejores deseos lulianos para el 2017
Año 2015: Sencilla, como la vida… y no te quejes del mal tiempo.
Año 2014: ¿Cuál es el “mcu”que nos une?
Año 2013: Otra mirada para el 2014.
Año 2012: No sé que pedir en estas fiestas.
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