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Especialmente interesante me ha parecido lo referido a los rasgos diferenciales de los altos directivos del sector público, aunque he de reconocer que ALGUNOS NO ME HAN SORPRENDIDO TANTO:
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la orientación al proceso y menos a la consecución de resultados, y aqui de nuevo surge el «inconveniente» y la complejidad de precisar resultados objetivos y realizar mediciones en el sector público.
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el peso que se le da al cumplimiento de las normas y los procedimientos, propio de nuestra cultura de «procedimiento administrativo», tan necesaria para garantizar los derechos y la igualdad del «administrado«, pero a veces tan paralizante si no se entiende que incluso eso es instrumental para dar servicio (eficaz y eficiente) al «ciudadano«.
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la sensación de disponer de menos autonomía para gestionar.
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las ganas de innovar, pero con una visión pesimista de los cambios (esto suena y no poco…), por lo que se es mucho menos perseverante.
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la inclinación a monitorizar (y poco a facilitar); las estructuras y burocracias del sector público no propician esta facilitación y la autonomía, es cierto. De todas formas conocemos directivos del ambito privado que tienen también este problema, y públicos que tienen este punto bien resuelto.
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más propensos a controlar (y poco a confiar), y en esto reconozco que hay mucho que hacer en la administración pública, ya que el entorno no ayuda. De hecho si el alto directivo percibe que tiene poca autonomía como se ha comentado, puede proyectar esa misma sensación a los que trabajan con él.
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más relajados y seguros en su trabajo (esto no sorprende). Creo que en líneas generales esta sensación es ciertamente positiva (es una buena base para hacer cosas interesantes), pero en otros casos, creo que los menos, esa «seguridad» no es un mecanismo de avance o mejora.
… y otros SÍ QUE ME HAN SORPRENDIDO:
sobre todo el rasgo de los directivos públicos de estar cómodos en lo abstracto, con ganas de innovar, y más centrados en las políticas a largo plazo, no orientación al corto plazo.
Sorprende ya que en España nos quejamos habitualmente del «cortoplacismo» con el que actúa la administración pública, existiendo la creencia de que se orientan así especialmente por la realidad política y los periodos electorales (se dice que pocos responsables piensa más allá de 4 años). Quizás esto tenga ver con en la vorágine y agresividad del sector privado, en el que incluso 4 años puede ser mucho tiempo, por la velocidad en que se producen los cambios.
También me ha parecido especialmente interesante los rasgos diferenciales entre los directivos y los mandos intermedios. Me parecen muy afinadas las conclusiones en ese ámbito. Es cierto que son aspectos que tienen que ver con la «personalidad», pero en el sector público, ¿cuántos técnicos y mandos intermedios se quedan ahí y no progresan por no potenciar y formarse en lo que flojean?: liderazgo, comunicación, resistencia al estrés, visión estratégica, etc.
Algunas entradas generadas en esta wiki sobre este tema son:
OPINIÓN. Año 2020: información resultados de gestión en un Ayuntamiento
OPINIÓN: Directivos públicos profesionales
OPINIÓN: Hábitos de los directivos/mandos incompetentes
El ADN de Los Lideres Del Sector Publico y Privado
Pingback: La dirección pública profesional en España – Jaime Tovar & Gabinet de Perspectiva